domingo, 1 de abril de 2012

Artículo 4: Queda decretado que el ser humano no tenga ya nunca necesidad de desconfiar del ser humano. Que el ser humano tenga confianza en el ser humano como la palmera confía en en el viento, como el viento confía en el aire y como el aire confía en el azulado campo del cielo. Párrafo único: El ser humano confiará en el Ser Humano como el niño confía en otro niño.

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